La muestra empleada para la realización de la citología, líquida o convencional, y la prueba de VPH, es un exfoliado de las células del cuello uterino, que se hace mediante el uso de un espéculo desechable, una espátula de Ayre y un citocepillo (ver imagen 1). La toma de muestra es un procedimiento muy sencillo, no toma mucho tiempo, no tiene contraindicaciones y aunque es incómodo, no es doloroso; cabe aclarar que estos son aspectos generales y que la percepción final depende de las características propias de cada mujer. Los posibles riesgos asociados al procedimiento son un leve sangrado y dolor pélvico que, desaparecen en el transcurso del día.
Imagen 1. Elementos necesarios para la toma muestra de citología y VPH. Elementos en la imagen: espéculo vaginal desechable, lámina y estuche porta lámina, espátula de Ayre, citocepillo y medio de conservación celular, utilizado en la prueba de VPH y en la citología líquida.
Ahora bien, la toma de muestra se realiza introduciendo el espéculo desechable por el orificio vaginal, el cual ayuda a localizar, fijar y visualizar el cuello uterino. Los espéculos vienen en diferentes tamaños: S, M y L, y se escoge de acuerdo a las características propias de la paciente como lo son: la corporalidad, número de hijos, edad, procedimientos previos, entre otros. Se recomienda que en las pacientes posmenopáusicas e histerectomizadas se utilice el espéculo talla S para no generar tantas molestias. Una vez introducido el espéculo, se localiza y se fija el cuello para poder tomar la muestra. Con la espátula de Ayre se hace un raspado de la parte externa del cérvix, llamada exocérvix, y con el citocepillo, el cual se introduce por el orificio cervical, se toma la muestra del endocérvix. Ver imagen 2.
Imagen 2. Cuello uterino. Ubicación del cuello uterino y su histología.
Aunque la citología y la genotipificación para VPH son procedimientos sencillos y muy efectivos en la tamización y caracterización de las lesiones, aún existe mucha desinformación, miedos y tabús en torno a la toma de muestra, es por ello que se debe educar de una forma clara y sencilla a la población de los programas de promoción y prevención, los cuales apoyan en el diagnóstico y tratamiento oportuno de las lesiones premalignas, lo que ha logrado disminuir los casos de cáncer de cuello uterino en un 80% en países desarrollados.
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